Introducción
Una mirada general al tema
Qué deberíamos hacer?
Habíamos dicho que todo lo que nos sucede es producto de nuestra mente. Incluso más. Todo lo que usted vive hoy, ya se lo imaginó antes y sabía que lo iba a vivir. Nada lo pilló de sorpresa. Sólo que le ocurrió lo que ya sabía que ocurriría. Y lo que es peor aún, Ud. Mismo se creó lo que está viviendo hoy
Decíamos que nuestra vida la vive fundamentalmente una parte de nosotros que podríamos llamar el “inconsciente”, aquella parte que sólo da respuestas automáticas a lo que ocurre.
Es decir, pasamos la mayor parte de nuestra vida dormidos, pues nuestro sistema lógico y consciente es muy, pero muy flojo. Y es bueno que sea así. Imagínese que tuviera que controlar conscientemente su ritmo respiratorio, o caminar, o manejar un auto.
El real problema no es que esto suceda, el verdadero problema es que nuestra vida es conducida en forma automática por un ente al que vale la pena darle algunas instrucciones. Pero para saber cómo darle instrucciones, primero debemos saber qué es realmente nuestro inconsciente.
Nuestro inconsciente tiene un par de características que es prudente reconocer:
1.- No tiene escala de valores. No sabe lo que es bueno o malo. Ni siquiera logra distinguir entre lo que es mejor o peor para nosotros. Estudios a este respecto hay miles.
Uno de los más interesantes fue desarrollado por Dan Ariely, Doctor en Psicología Cognitiva, actual profesor de la Universidad de Duke, quien mientras era investigador en el MIT ( Massachusetts Institute of Technology) hizo una investigación sobre el control de nuestras decisiones que es muy interesante de analizar Charla Dan Ariely en TED
Si vio el vídeo anterior concluirá que no sabemos lo que queremos y ni siquiera sabemos qué es mejor para nosotros. Demás está decir que si su vida entera la tiene entregada a un energúmeno que no sabe lo que quiere, ni discrimina entre lo bueno y lo malo, la probabilidad de tener una vida sombría y cargada de problemas y malas decisiones es muy alta.
2.- Una segunda característica de nuestro inconsciente es que le cuesta mucho comunicarse con nuestro estado consciente. Yo quiero que me vaya bien, ser exitoso, viajar por el mundo, levantarme tarde, pero no logro comunicarle esta idea de una buena vida a mi inconsciente, el que me lleva por una vida de trabajo duro, tacos en la mañana, puteadas todos los días en mi oficina, cansancio y poca plata. Por más que me propongo cosas, no logro nada.
Esta segunda característica es fundamental para tenerla en cuenta. Cuando comencé a experimentar este nuevo conocimiento que fui estudiando, me propuse dejar de fumar. En realidad, fumaba mucho, y como ya sabía manejar el arte de dominar mi mente, me di una instrucción precisa:
-Quiero dejar en menos de un mes el cigarrillo
Y, aunque no lo crean, lo dejé. El asunto fue sencillo. Me dio un infarto que casi me mató, quedé convalesciente durante un mes y se me olvidó el cigarrillo.
A partir de ese momento, en que logré conocer la estupidez con que responde mi inconsciente que no discrimina entre lo bueno o malo, sino que solamente sigue mi instrucción de dejar de fumar, es que pensé que cada vez que yo pidiera algo, como sé que se va a cumplir de todas maneras, debo hacerlo recitando una especie de “mantra” deseando que todo esto que estoy pidiendo, suceda sin causarme daño a mi o a las personas que me rodean.
En este punto podemos comenzar esta investigación que puede transformar absolutamente tu forma de ver la vida y lo que nos ocurre. Aquí no hay esoterismo, ni recetas mágicas.
Lo que haremos es ver en qué forma traspasamos nuestros sueños y anhelos al inconsciente pues éste, en su condición de conductor absoluto de nuestra vida, se encargará de concretarlos. La fuerza que tiene para lograrlo es sideral. Por eso creo oportuno no poner el conocimiento que vamos a desarrollar en todas las personas que nos rodean, pues no sabemos los alcances reales de esta revelación que comenzamos a estudiar
